martes, 15 de octubre de 2013

El gran juego de pelota

El Gran Juego de Pelota es el campo de pelota más grande de la antigua Mesoamérica y se encuentra en Chichén Itzá. Mide 166 x 68 metros y tiene 12 metros de altura con aros de piedra para el juego e intrincados tallados de serpientes entrelazadas en las paredes.

El juego se efectuaba con una pelota elástica fabricada de hule o caucho proveniente de los árboles de la zona costera del Golfo de México, región donde floreció la civilización olmeca.
Participaban dos equipos de jugadores quienes tenían como objetivo pasar la pelota por los aros o “marcadores” de piedra incrustados verticalmente en las paredes.
La pelota sólo podía ser tocada o golpeada con la cadera, muslos y antebrazos, nunca con las manos, pues al ser la representación del astro rey en movimiento, se convertía en un elemento sagrado que no debía transgredirse.
En el contexto ritual estaba presente la dualidad entre el día y la noche. Al llevar a cabo el juego se entablaba una lucha cósmica donde el sol buscaba renacer sobreponiéndose a la oscuridad. También tenía que ver con los ciclos de la fertilidad y la abundancia.
Los jugadores debían llevar a cabo un proceso de purificación previo al encuentro. Esto se realizaba en un temazcal o baño de vapor donde un guía o sacerdote preparaba física y espiritualmente a los participantes del juego.
Al ser un acontecimiento relevante para la vida religiosa de las culturas mesoamericanas, el juego de pelota sólo era presenciado por la clase gobernante.
El equipo ganador de la contienda recibía como premio la muerte por decapitación, hecho que lejos de ser visto como un destino fatídico, era concebido como un honor por los propios jugadores, ya que al ser sacrificados creían que ascenderían al plano de los dioses para transformarse en uno de ellos.


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